jueves, 17 de marzo de 2016

Definición de filosofía y esencia

     Definición de filosofía
La definición de este término es el conjunto de conocimientos que, de manera racional, intenta determinar las nociones fundamentales que constituyen y rigen la realidad y el fundamento de la acción humana. Estudia las propiedades, causas, efectos y esencia de las cosas. Además de la verdad, la moral, la belleza, la mente, el conocimiento, la existencia, el lenguaje. Lleva adelante la investigación de forma no experimental a través de especulaciones, experimentos mentales o análisis conceptuales.
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     Definición esencial
La esencia es aquello invariable y permanente que constituye la naturaleza de las cosas. Se trata de una noción que hace referencia a lo característico y más importante de una cosa.

La esencia de la filosofía es difícil de definir ya que cada filósofo la define según su cosmovisión. A la esencia de la filosofía solo se llega prescindiendo de dichas definiciones y enfocándose al contenido histórico de la filosofía misma.
Desde la antigüedad la filosofía ha sido considerada producto del espíritu y es ahí donde la humanidad ha visto su esencia. Con el paso del tiempo se han revelado dos elementos tales como "La concepción del YO" y "La concepción del universo" siendo estos elementos parte de la esencia de la filosofía.


La filosofía es ambas cosas, una concepción del YO (microcosmos) y una concepción del Universo (macrocosmos). En general toda definición puede ser tratada de dos maneras: como definición nominal o como definición real. Según como sea tratada, la palabra o nombre con que designamos una cosa debido al significado de la palabra (nominal), o a la propia forma y constitución (real), cuya esencia se busca de la cosa nombrada.

miércoles, 16 de marzo de 2016

El problema de la filosofía


La filosofía no se limitaba a una simple información objetiva o un estudio de algo preciso sino que también reflexiona sobre sí mismo y es de esta reflexión que surge la problemática con la que la filosofía se enfrenta.

El filósofo se encuentra frente a las dificultades como el ser o el sentido del conocimiento, el misterio de la vida, el origen del universo y del hombre, por el sólo hecho de pensar. La filosofía se ocupa no sólo de detectar estos problemas sino que trata de considerarlos y de resolverlos. Para lograr este propósito la filosofía debe utilizar un sistema teórico coherente y lógico que explique el mundo de la manera más amplia posible

El problema del Ser presenta dos aspectos: la realidad del ser o el ser como algo pensado. Este Ser para poder definirse no puede ser algo que cambie, por lo tanto debe ser algo que no cambie o algo que haga posible los demás seres o como algo único que tiene distintas formas de manifestación.

El problema del ser conduce al problema de Dios, al que siempre se considera como el ser por excelencia. Por otro lado existe el problema del cosmos que se relaciona con todo lo que la ciencia puede promover.

El problema del hombre es el enigma más grande. El hombre forma parte del cosmos, pero al mismo tiempo es capaz de pensar, reflexionar, sentir, preguntarse por el sentido de la vida y de las cosas que lo rodean.

Por último es el problema del conocimiento desde dos puntos de vista, desde él mismo y su estructura y desde su relación con lo conocido. Estos problemas en toda filosofía dependen uno de los otros. Por esta razón la filosofía se divide en distintos campos: la filosofía del conocimiento, la filosofía teórica y la filosofía práctica.

Del problema del conocimiento se ocupa la lógica que a su vez se divide en formal y metodológica según se ocupe de la estructura del conocimiento o de los sistemas para obtenerlo; y la teoría del conocimiento que estudia la relación del conocimiento con la realidad.

La filosofía teórica es la que se ocupa principalmente del ser y se denomina ontología.

1. EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y DEL SER. Se refiere a cuestiones de orden ontológico y metafísico que plantean la existencia de una sustancia o ser de las cosas, más allá de su apariencia variable y efímera. También, con el desarrollo de la filosofía cristiana, atañe a la diferencia ontológica entre los seres creados -con el hombre como protagonista esencial- y un supuesto Ser Creador o Dios.

EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. Las posiciones son múltiples, desde el dogmatismo al escepticismo, desde el realismo al idealismo, desde el empirismo al racionalismo… El principal problema que plantea la gnoseología o epistemología es el de la prioridad de los sentidos o la razón en el origen y adquisición del conocimiento. También la defensa o rechazo de la existencia de ideas innatas o principios a priori del conocer. Uno de los principios en los que descansa la filosofía del conocimiento es el llamado principio de causalidad

3. EL PROBLEMA DEL HOMBRE. Cuestiones de índole antropológica con implicaciones metafísicas, gnoseológicas y éticas. Sobre el hombre hay referencias a sus principales rasgos, a la libertad como atributo esencial -San Agustín-, al dualismo alma y cuerpo -Platón, Aristóteles, San Agustín, Descartes… y al supuesto de la inmortalidad del alma -Platón, Aristóteles, Tomás… También con posiciones críticas de diverso talante -Hume, Kant, Nietzsche- y presente con innumerables matices en todas las épocas.

4. EL PROBLEMA DE DIOS. Cuestión que aborda la teología –metafísica- y que afecta, principalmente, al periodo de la filosofía medieval, con sus argumentos sobre la existencia de un Ser superior y sus diferencias ontológicas con el resto de los seres creados. También vigente en el racionalismo moderno o de forma crítica en autores como Kant, Hume, Nietzsche o Marx.

5. EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO DE LA MORALIDAD. Un problema que estudia la ética. Imprescindible en cualquier periodo: la búsqueda de una guía para la conducta con los valores necesarios. También el siempre espinoso problema del relativismo u objetivismo de los mismos, desde los mismísimos sofistas. Algunos temas de carácter ético tienen claramente un sentido antropológico, como por ejemplo el de la libertad o el problema del mal –San Agustín- y la responsabilidad moral en nuestra intención -Kant-. Contra la moral tradicional se alzan diferentes filósofos, criticando su carácter decadente -Nietzsche- o ideológico -Marx-.

6. EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO POLÍTICO DE LA SOCIEDAD: se trata de cuestiones sobre teoría política. Incluyen análisis sobre la naturaleza o convencionalidad de la sociedad, de su estructura u organización para la convivencia -reparto de funciones, defensa o rechazo de la propiedad privada…, de los sistemas o regímenes de gobierno, del enfrentamiento entre el individuo y el Estado, del ejercicio del poder y su legitimación, de los ideales utópicos en algunos autores… Principalmente desde Platón hasta la Ilustración las posiciones son dispares y conviene tener referencias de todas las épocas, pues no es un tema baladí

7. El problema sobre el papel de la filosofía en el conjunto del saber: no es un problema específico como los anteriores, pero podría aparecer en textos como el Prólogo a la Crítica de la Razón Pura seleccionado en las lecturas sobre Kant. Se trata de saber hasta qué punto la filosofía tradicional ha conseguido orientar al hombre en “el seguro camino de la ciencia” a favor del progreso y su propia autonomía. Tal y como lo plantea este autor, el problema se dirige principalmente a una Metafísica estancada que no ha logrado avanzar en sus premisas fundamentales. También en filósofos contemporáneos como Marx, Ortega o Wittgenstein encontramos nuevas funciones para una filosofía renovada -revolucionaria, vital, clarificadora….

miércoles, 10 de febrero de 2016

Wolfgang Amadeus Mozart


Considerado por muchos como el mayor genio musical de todos los tiempos, Wolfgang Amadeus Mozart compuso una obra original y poderosa que abarcó géneros tan distintos como la ópera bufa, la música sacra y las sinfonías. El compositor austriaco se hizo célebre no únicamente por sus extraordinarias dotes como músico, sino también por su agitada biografía personal, marcada por la rebeldía, las conspiraciones en su contra y su fallecimiento prematuro. Personaje rebelde e impredecible, Mozart prefiguró la sensibilidad romántica. Fue, junto con Händel, uno de los primeros compositores que intentaron vivir al margen del mecenazgo de nobles y religiosos, hecho que ponía de relieve el paso a una mentalidad más libre respecto a las normas de la época. Su carácter anárquico y ajeno a las convenciones le granjeó la enemistad de sus competidores y le creó dificultades con sus patrones.

Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756, fruto del matrimonio entre Leopold Mozart y Anna Maria Pertl. La madre procedía de una familia acomodada de funcionarios públicos; el padre era un modesto compositor y violinista de la corte del príncipe arzobispo de Salzburgo, autor de un útil manual de iniciación al arte del violín, publicado en 1756. Mozart era el séptimo hijo de este matrimonio, pero de sus seis hermanos sólo había sobrevivido una niña, Maria Anna. Wolferl y Nannerl, como se llamó a los dos hermanos familiarmente, crecieron en un ambiente en el que la música reinaba desde el alba hasta el ocaso, ya que el padre era un excelente violinista que ocupaba en la corte del príncipe-arzobispo Segismundo de Salzburgo el puesto de compositor y vicemaestro de capilla.

Por aquel entonces, Salzburgo empezaba a recuperarse de los desastres humanos y económicos de las guerras civiles del siglo XVII, pero aun así la vida cultural y económica giraba casi exclusivamente en torno a la figura feudal del arzobispo, al tiempo que empezaban a circular ideas ilustradas entre una naciente burguesía urbana, todavía ajena a los centros sociales de prestigio y poder. Una atmósfera que cabe recordar para, en su momento, hacerse cargo de la mentalidad de Mozart padre, así como de la rebeldía juvenil del hijo.
Leopold, en efecto, educó a sus hijos desde una tempranísima edad como a músicos capaces de contribuir al sustento de la familia y de convertirse lo antes posible en servidores a sueldo del príncipe de Salzburgo. Una aspiración lógica y común en su tiempo. Nannerl, cinco años mayor que Wolfgang, ya daba clases de piano a los diez años de edad, y uno de sus alumnos fue su propio hermano. El interés y las atenciones de Leopold se concentraron al principio en la formación de la dotadísima Nannerl, sin percatarse de la temprana atracción que el pequeño Wolferl sentía por la música: a los tres años se ejercitaba con el teclado del clavecín, asistía sin moverse y con los ojos como platos a las clases de su hermana y se escondía debajo del instrumento para escuchar a su padre componer nuevas piezas.
El más precoz de los genios
Pocos meses después, Leopold se vio obligado a dar lecciones a los dos y quedó estupefacto al contemplar a su hijo de cuatro años leer las notas sin dificultad y tocar minués con más facilidad con que se tomaba la sopa. Pronto fue evidente que la música era la segunda naturaleza del precoz Wolfgang, capaz a tan tierna edad de memorizar cualquier pasaje escuchado al azar, de repetir al teclado las melodías que le habían gustado en la iglesia y de apreciar con tanto tino como inocencia las armonías de una partitura.
Un año más tarde, Leopold descubrió conmovido en el cuaderno de notas de su hija las primeras composiciones de Wolfgang, escritas con caligrafía infantil y llenas de borrones de tinta, pero correctamente desarrolladas. Con lágrimas en los ojos, el padre abrazó a su pequeño "milagro" y determinó dedicarse en cuerpo y alma a su educación. Bromista, sensible y vivaracho, Mozart estaba animado por un espíritu burlón que sólo ante la música se transformaba; al interpretar las notas de sus piezas preferidas, su sonrosado rostro adoptaba una impresionante expresión de severidad, un gesto de firmeza casi adulto capaz de tornarse en fiereza si se producía el menor ruido en los alrededores. Ensimismado, parecía escuchar entonces una maravillosa melodía interior que sus finos dedos intentaban arrancar del teclado.
El orgullo paterno no pudo contenerse y Leopold decidió presentar a sus dos geniecillos en el mundo de los soberanos y los nobles, con objeto tanto de deleitarse con las previsibles alabanzas como de encontrar generosos mecenas y protectores dispuestos a asegurar la carrera de los futuros músicos. Renunciando a toda ambición personal, se dedicó exclusivamente a la misión de conducir a los hermanos prodigiosos hasta la plena madurez musical. Aunque el niño era a todas luces un genio, cabe observar que su talento fue educado, espoleado y pulido por la diligencia del padre, al que sólo cabe achacar haber expuesto a un niño de salud quebradiza a los constantes rigores de unos viajes ciertamente incómodos. La iconografía de Mozart niño no nos ofrece un retrato fiel de su aspecto, pero los testimonios coinciden en una palidez extrema, casi enfermiza.
Así, los hermanos Mozart se convirtieron en concertistas infantiles en giras cada vez más ambiciosas; contaban con el beneplácito del príncipe, sin el cual no habrían podido abandonar la ciudad. De 1762 a 1766 realizaron varios viajes por Alemania, Francia, Gran Bretaña y los Países Bajos. En 1762, un año después de la primera composición escrita de Mozart, los hermanos daban conciertos en los salones de Munich y Viena. En el mismo año viajaron a Frankfurt, Lieja, Bruselas y París.
En Versalles, aquel niño mimado por el aplauso de todos, pero niño al fin y al cabo, saltó en un arrebato a las faldas de la emperatriz para abrazarla, y le propuso a la futura reina María Antonieta, entonces niña de su misma edad, casarse con él, además de hacer un público desplante a madame de Pompadour por negarse a besarlo. De allí marcharon a Londres, donde tocaron en el palacio de Buckingham y conocieron a Johann Christian Bach, el hijo predilecto de Johann Sebastian, cuyas composiciones sedujeron al niño. En sólo seis semanas Wolfgang fue capaz de asimilar su estilo y componer versiones personales de su música.
Sin embargo, no todos los viajes estaban alfombrados de éxito y beneficios. Los conciertos, en ocasiones similares a números de circo, no daban todo lo esperado. El monedero del padre Mozart se encontraba vacío con demasiada frecuencia. Como la memoria de los grandes es escasa y caprichosa, algunas puertas se cerraron para ellos; además, la delicada salud del pequeño les jugó diversas veces una mala pasada. El mal estado de los caminos, el precio de las posadas y los viajes interminables provocaban mal humor y añoranza, lágrimas y frustraciones.
La primera gira concluyó en 1766. De 1767 a 1769 dieron conciertos por Austria, y desde esta fecha hasta 1771 por Italia, donde recibió la protección de Martini, que gestionó su ingreso en la Accademia Filarmonica. Leopold reconoció que pedía demasiado a su hijo y en varias ocasiones volvieron a Salzburgo para poner fin a la vida nómada. Pero la ciudad poco podía ofrecer a Wolfgang, aunque recibiría a los trece años el título honorífico de Konzertmeister de la corte salzburguesa; Leopold quiso que Wolferl continuase perfeccionando su educación musical allí donde fuese preciso, y continuó su peregrinar de país en país y de corte en corte. Wolfgang conoció durante sus giras a muchos célebres músicos y maestros que le enseñaron diferentes aspectos de su arte y las nuevas técnicas extranjeras.
El muchacho se familiarizó con el violín y el órgano, con el contrapunto y la fuga, la sinfonía y la ópera. La permeabilidad de su carácter le facilitaba la asimilación de todos los estilos musicales. También comenzó a componer en serio, primero minués y sonatas, luego sinfonías y más tarde óperas, encargos medianamente bien pagados pero poco interesantes para sus aspiraciones, aceptados debido a la necesidad de ganar el dinero suficiente para sobrevivir y seguir viajando. A menudo se vio también obligado a dar clases de clavecín a estúpidos niños de su edad que le irritaban enormemente.
Entretanto, el padre se sentía cada vez más impaciente. ¿Por qué no había conseguido todavía la gloria máxima su hijo, que ya sabía más de música que cualquier maestro y cuya genialidad era tan visible y evidente? Ni sus conciertos para piano ni sus sonatas para clave y violín, y tampoco los estrenos de sus óperas cómicas La tonta fingida y Bastián y Bastiana habían logrado situarle entre los más grandes compositores. Sólo en 1770 Leopold considerará que al fin su hijo goza de un éxito merecido: el Papa Clemente XIV le otorga la Orden de la Espuela de Oro con el título de caballero, la Academia de Bolonia le distingue con el título decompositore y los milaneses acompañan su primera ópera seria, Mitrídates, rey del Ponto, con frenéticos aplausos y con gritos de "¡Viva il maestrino!"
El 16 de diciembre de 1771 los Mozart regresaban a Salzburgo, aureolados por el triunfo conseguido en Italia pero siempre a merced de las circunstancias. Aquel afamado adolescente de quince años ya tenía en su haber la escritura de más de cien composiciones (conciertos, sinfonías, misas, motetes y óperas) y lucía con orgullo la Espuela de Oro del papa. Ese mismo año, sin embargo, había fallecido el arzobispo de Salzburgo, y las ideas y el carácter del nuevo mitrado, el conde Gerónimo Colloredo, alteraron el rumbo de la vida de Mozart.
En Salzburgo
Contra lo que pueda parecer, la atmósfera en la Austria católica era menos rígida y puritana que en la Alemania protestante, sobre todo en Viena, y el nuevo arzobispo no era un señor feudal a la antigua usanza, sino todo un reformista ilustrado, que convirtió a los siervos y criados de su corte en funcionarios públicos. En esta operación, sin embargo, Colloredo actuó con la rigidez de un déspota, y para el joven Mozart, equiparado administrativamente a los jardineros de palacio, la modernización de la corte le resultó más humillante y gravosa que el trato benevolente y paternal, aunque arbitrario, de su antiguo señor. La corte salzburguesa estaba, además, impregnada de clericalismo e intrigas en la tradición vaticana, y el vitalismo y cosmopolitismo de Mozart ansiaba la vida de Viena, por la intensidad de su apertura y curiosidad musical y la animación artística de sus teatros.
Sólo su naturaleza alegre y despreocupada salvó al joven de la apatía o la rebelión y le permitió crear en esta época más y mejor que nunca. Era el fin del niño prodigio y el comienzo de la madurez musical. En sus conciertos rompía con las concepciones tradicionales alcanzando un verdadero diálogo entre la orquesta y los solistas. Sus sinfonías, de brillantes efectos instrumentales y dramáticos, eran excesivamente innovadoras para los perezosos oídos de sus contemporáneos. Mozart resultaba para todos a la vez nuevo y extraño. Pero tampoco su siguiente ópera, La jardinera fingida, en la que fundía por primera vez audazmente drama y bufonada, constituyó un éxito, aunque había tratado de seguir al pie de la letra las reglas de la moda y los convencionalismos. El joven se sentía frustrado, deseaba componer con libertad y huir del marco estrecho y provinciano de su ciudad natal. Nuevas y breves visitas a Italia y Viena aumentaron sus ansias de amplios horizontes.
Durante este período su producción de encargo fue básicamente sacra, aunque Mozart compuso además varias óperas cortesanas, cuartetos de cuerda, sonatas y divertimentos. Tras una estancia en Munich, en enero de 1775, para representar ante el elector Maximiliano III La jardinera fingida, Mozart consiguió finalmente autorización de Colloredo para una nueva gira. Acompañado esta vez de su madre, partió de Salzburgo, feliz de abandonar su «salvaje ciudad natal» y con la esperanza de revivir sus éxitos infantiles en París. Pero primero se detuvo largos meses de l 777 en Munich, Augsburgo y Mannheim, entre otras ciudades. En la última trabó amistad con Ramm, Wendling y Cannabich y escribió el Concierto para piano que fue la número 271 de sus composiciones.
El 23 de marzo de 1778 llegó a París, donde conoció la primera de sus más amargas experiencias: la ciudad le ignoraba; había crecido; ya no era, por su edad, un fenómeno de la naturaleza que pudiera ser exhibido en los salones, unos salones contra los que Mozart escribió durísimas palabras por la frivolidad e insensibilidad musical ante su obra. Sus condiciones de subsistencia se hicieron extraordinariamente precarias, lo que sin duda contribuyó a minar la ya precaria salud de su madre. Anna Maria falleció el 3 de julio, y esta muerte contribuyó a incrementar los malentendidos y tensas relaciones entre padre e hijo.
Derrotado, antes de regresar a Salzburgo, Mozart recaló en el hospitalario refugio de la familia Weber en Mannheim. Durante su viaje de ida se había enamorado de Aloysia Weber que, a su corta edad, presagiaba una prometedora carrera de cantante. Si esperaba entonces encontrar consuelo en ella, ésta sería su tercera experiencia de dolor. En su ausencia, Aloysia había triunfado y le hizo saber claramente que no uniría su vida a un músico sin un futuro asegurado como él.
Los dos años siguientes los pasó en Salzburgo, languideciendo en su «esclavitud episcopal», hasta que le llegó un encargo de Munich: la composición de una ópera,Idomeneo, en la que Mozart, aun dentro del esquema cortesano de Gluck, superaría sus anteriores composiciones para la escena. En 1781 Mozart y la familia Weber coincidieron en Viena. Él, como miembro de la corte de Colloredo, trasladada a la capital; la familia Weber, para seguir los acontecimientos musicales de la temporada. Surgió entonces el amor por la hermana de Aloysia, Constance.
Entretanto, las relaciones con el arzobispo se encresparon. Mozart, para desesperación de Leopold, no era ningún modelo de diplomacia y, pese a su carácter risueño y bondadoso, reaccionaba con acritud instantánea cuando se sentía atacado o humillado. A primeros de mayo, Mozart recibió la orden, a través de un lacayo de Colloredo, de abandonar inmediatamente Viena, al parecer, para llevar un paquete a Salzburgo, en donde se le indicó que debía permanecer. Mozart presentó su carta de dimisión al arzobispo, quien la aceptó de inmediato. Libre de patrones, Mozart residiría en Viena el resto de su vida.
En Viena
Mozart prefiguraba así el artista moderno del romanticismo, muy en consonancia con el espíritu rebelde del Sturm und Drang y la sensibilidad wertheriana que conmocionaba a la juventud alemana de la época; un artista que quería liberarse de la servidumbre feudal, que se resistía a insertarse en las filas del funcionariado cultural, y pretendía sobrevivir a sus solas expensas. Mozart habría de pagar muy cara su ejemplar osadía; pero, por el momento, se sintió feliz y libre. Comenzó a dar lecciones de piano y a componer sin descanso. Muy pronto la suerte se puso de su lado: recibió el encargo de escribir una ópera para conmemorar la visita del gran duque de Rusia a Viena. Como por aquel entonces estaban de moda los temas turcos, exponentes del exotismo oriental con ciertos toques levemente eróticos, Mozart abordó la composición de El rapto del serrallo, que, estrenada un año más tarde, se convirtió en su primer éxito verdadero, no solamente en Austria sino también en Alemania y otras ciudades europeas como Praga.
El 4 de agosto de 1782, poco después de este gran triunfo, Mozart se casó con Constance Weber, a quien dedicó la serenata Nachmusik (K. 388). Mucho han discutido los biógrafos los motivos de esta boda. ¿Auténtico amor? ¿Debilidad ante las maniobras casamenteras de la madre de Constance? ¿Necesidad de afirmarse en su nueva independencia frente a las presiones de Leopold? Posiblemente hubiera de todo un poco. La genialidad musical de Mozart no tenía por qué coincidir con la madurez del carácter.
En general se tiende a creer que la señora Weber, que había soñado alguna vez con convertir al prometedor joven en su yerno, intentó despertar el interés de Mozart por su hija menor, Constance, de catorce años. No sería difícil: Wolfgang no pudo ni quiso resistirse a la dulce presión y se prometió a la muchacha, que era bonita, infantil, alegre y cariñosa, aunque quizás no iba a ser la esposa ideal para el caótico compositor. Constance tenía aún menos sentido práctico que él, todo le resultaba un juego y no podía ni remotamente compartir el profundo universo espiritual de su marido, enmascarado tras las bromas y las risas. Pero aunque era una joven de poca finura espiritual, su vitalismo tenía que agradar e incluso fascinar al rebelde Mozart. Y Mozart se consideró el hombre más afortunado del mundo el día de su boda, y continuó creyendo que lo era durante los nueve años siguientes, hasta su muerte. Parece injusto afirmar que Constance fuera la sola causa de su ruina y quebrantos. No es seguro que le fuera fiel (algunas de las cartas del marido a la esposa son extremadamente patéticas, en sus ruegos de que sepa «guardar las apariencias») , pero tampoco lo es que Mozart se lo fuera a ella en todo momento.
Lo indudable es que, al igual que su joven esposo, Constance no era la administradora que la delicada situación de un artista independiente hubiera requerido, y parece ser que derrochaba con la misma alegría que Wolfgang Amadeus: el hogar vienés de los Mozart recibía diariamente la visita de peluquero y otros servidores; en los momentos de mayor penuria, Mozart se las ingeniaba para aparecer en público impecablemente vestido y mostrarse liberal y obsequioso. Sólo tras su muerte, sus amigos, muchos de ellos en envidiable situación económica, se enterarían con sorpresa de la magnitud de su endeudamiento.
El matrimonio se instaló en Viena en un lujoso piso céntrico que se llenó pronto de alegría desbordante, fiestas hasta el amanecer, bailes, música y niños. Era un ambiente enloquecido, anárquico y despreocupado, muy al gusto de Mozart, que en medio de aquel caos pudo desarrollar su enorme impulso creador. Una sombra en estos años fue la poca salud de su mujer, debilitada con cada embarazo; en los nueve años de su matrimonio dio a luz siete hijos, de los que sólo sobrevivieron dos: Karl Thomas y Franz Xaver (nacido cuatro meses antes de la muerte de Mozart y futuro pianista). Constance se vio obligada a seguir curas de reposo, gravosísimas para la endeble economía familiar.
Todo en Mozart era, por tanto, derroche: de facultades, de vitalismo, de proyectos, de obras y de sentimientos. No se acercó a la francmasonería en 1784 en busca de una ayuda económica que nunca, por orgullo, solicitó de sus amigos, sino por saciar un ansia de universal fraternidad y espiritualidad que Mozart, como muchos católicos austriacos, sacerdotes incluidos, encontró en los símbolos y los ritos masones antes que en la pompa clerical de la Iglesia. Una simbología que más adelante sabría plasmar musicalmente en la composición de La flauta mágica.
Los nueve años que separan su matrimonio de su muerte pueden dividirse en dos períodos. Hasta 1787, y sobre todo a partir de los éxitos vieneses de 1784, Mozart disfruta de unos años que pueden ser calificados de «felices». Durante este primer período, su producción fue ingente en todos los géneros: conciertos para piano, tríos, cuartetos, quintetos... De 1783 es la Misa en do menor, a la vez solemne y exultante; de 1784 datan sus más célebres Conciertos para piano; en 1785 dedicará a Haydn los Seis cuartetos: todas ellas son obras magistrales, pero el público sigue mostrándose consternado ante una música que no acaba de entender y que por lo tanto le ofende.
De 1786 data la ópera Las bodas de Fígaro, con libreto de Lorenzo da Ponte a partir de la obra de Beaumarchais. La elección del tema era arriesgada, pues la obra original estaba prohibida; pero en esta misma elección se puso de manifiesto el arrojo liberal del compositor al participar de la crítica suave, pero en el fondo corrosiva, que de los privilegios nobles había llevado a cabo Beaumarchais. Mozart espera con impaciencia el día del estreno de su nueva ópera: los mejores artistas habían sido contratados y todo parecía anunciar un triunfo absoluto, pero después de algunas representaciones los vieneses no volvieron al teatro y la crítica descalificó la obra tachándola de excesivamente audaz y difícil.
El ocaso
Viena empezó a cerrarle inexplicablemente sus puertas y e inició así un período gris y doloroso que duraría hasta su muerte. Los biógrafos hablan de su excesivo tren de vida, de las costosas enfermedades de Constance y de las maquinaciones de los músicos vieneses, envidiosos no de su fortuna pero sí de su genio. En la casa de los Mozart se instaló de pronto la mala suerte. El dinero faltaba, los encargos escasearon y el desprecio de los vieneses se redobló. Mozart se enfrentó a la amenaza de la miseria sin saber cómo detenerla.
El matrimonio cambió de casa diversas veces buscando siempre un alojamiento más barato. Sus amigos les prestaron al principio con gesto generoso sumas suficientes para pagar al carnicero y al médico, pero al darse cuenta de que el desafortunado músico no iba a poder devolverles lo prestado, desaparecieron uno tras otro. Si la pareja seguía bailando en salas de dimensiones cada vez más reducidas durante los largos e inclementes inviernos de Viena no era por su alegría festiva sino para que la sangre circulase por sus heladas piernas. La salud de Constance empeoraba y Mozart tuvo que enviarla, pese a sus deudas, a un sanatorio. Era la primera vez que los esposos se separaban y el compositor sufrió enormemente; nunca dejó de escribirle cada día apasionadas cartas, como si su amor continuara tan vivo como el día de la boda.
Para sobrevivir, el genio se vio obligado al recurso de las clases particulares, que no siempre encontró. La ausencia de Constance, la humillación de sentirse injustamente relegado, las penurias económicas, la experiencia del dolor, en suma, no agriaron su carácter; es más, se acrecentó y afinó su inspiración musical en una fecunda serie de obras maestras en el ámbito de la sinfonía, del concierto, de la música de cámara y de la ópera. Las composiciones de esta época nos hablan de un Mozart tierno, ligero y casi risueño, aunque con algunos toques de melancolía. LaPequeña música nocturna y su célebre Sinfonía Júpiter son buena muestra de ello.
Mientras Constance está internada, Mozart recibirá desde Praga el encargo de una ópera. El resultado será Don Giovanni, estrenada apoteósicamente el 29 de octubre de 1787. Praga, enamorada del maestro, le suplicó que permaneciese allí, pero Wolfgang rechazó la atractiva oferta, que seguramente hubiera mejorado su posición, para estar más cerca de su esposa. Al fin y al cabo, Viena le atraía como el fuego a la mariposa que ha de quemarse en él.
En 1790 se estrenó en la capital austriaca su ópera Così fan tutte y al año siguienteLa flauta mágica. Inesperadamente, ambas fueron recibidas con entusiasmo por el público y la crítica. Parecía que los vieneses apreciaban al fin su genio sin reservas y deseaban mostrarle su gratitud teñida de arrepentimiento, aunque fuese tarde. Pero su salud se quebró: sabemos que el día del estreno de La flauta mágica, el 30 de septiembre de 1791, en Viena, ya no pudo asistir al gran triunfo popular de la más optimista y querida de sus composiciones. El maestro comenzó a padecer fuertes dolores de cabeza, fiebres y extraños temblores.
Un Réquiem para su propia muerte
Mucho se ha escrito sobre la muerte de Mozart. La idea romántica de que fue envenenado tenía incluso un protagonista: Antonio Salieri, músico de éxito de la época al que la leyenda dibuja como un artista mediocre que supo, como ninguno en su época, comprender el original genio de Mozart y, muerto de envidia, no pudo soportar la idea de que un hombre aniñado tuviera semejante don. El paroxismo llegó al extremo de creer que Mozart fue enterrado en una fosa común para borrar las huellas del homicidio. Hasta tal punto se extendió esta historia que se convirtió en el argumento de la ópera Mozart y Salieri de Rimski-Kórsakov, de una obra de teatro del célebre escritor ruso Alexandr Pushkin y el drama Amadeus de Peter Shaffer (texto en el que se basa la exitosa película homónima de Milos Forman, estrenada en 1984 y protagonizada por Tom Hulce). No existe ningún referente histórico que pueda corroborar dicha versión.
La realidad es que en julio de 1791, cuando Mozart ya sufría los síntomas de la enfermedad que le resultaría mortal, posiblemente uremia, recibió la visita de un personaje «delgado y alto que se envolvía en una capa gris», que le encargó la realización de un réquiem. La leyenda romántica pretende que Mozart vio en el anónimo personaje la encarnación de su propia muerte. Desde 1954 se conoce, por un retrato, el aspecto físico del visitante, que no era otro que Anton Leitgeb, cuya catadura era ciertamente siniestra; le enviaba el conde Franz von Walsegg, y la misa de réquiem era por la recientemente fallecida esposa del conde.
El hecho de que altos personajes encargaran secretamente composiciones a músicos famosos y las presentaran en público como obras propias no era algo infrecuente por aquel entonces, y no podía sorprender a Mozart, quien, en cualquier caso, aceptó el dinero del encargo. Pero la ominosa coincidencia del siniestro aspecto del mensajero, la condición fúnebre del encargo y la conciencia de la propia debilidad de sus fuerzas tuvo que impresionar profundamente la sensibilidad del músico, quien no ocultó a sus amigos su creencia de estar componiendo su propio réquiem.
En cualquier caso, está fuera de lugar la calumniosa hipótesis de una alevosa trama o de un envenenamiento urdido por Salieri o algún otro músico rival. Mozart nunca fue diplomático con sus colegas de inferior talla artística, pero precisamente Salieri no escatimó sus alabanzas a Mozart, y fue uno de los entristecidos asistentes a su funeral. Hoy en día sólo un dudoso interés novelesco puede ignorar las razones y la identidad, perfectamente establecida, que se ocultaba tras el encargo del réquiem. Si bien se mira, las coincidencias reales del azar son más inquietantes que la maliciosa fantasía de los fabuladores.
Mozart acertó en su intuición de que moriría antes de terminar su Réquiem. Como en las otras obras de este último período, su estilo es más contrapuntístico y su escritura melódica más depurada y sencilla, pero ahora con protagonismo de unos muy sombríos clarinetes tenores y fagotes. A la muerte de Mozart, Joseph Eyble recibió la partitura para su terminación, que no llevó a cabo, recayendo esta tarea en Süssmayer. Éste pretendió haber orquestado completamente los movimientos del Réquiem, desde el «Dies irae» hasta el «Hostias», pretensión sobre la que no existen pruebas fehacientes.
La mañana del 4 de diciembre de 1791, Mozart todavía trabajó en el Réquiem, preparando el ensayo que sus amigos músicos habrían de realizar por la tarde en su alcoba. Hacía ya una semana que los médicos le habían desahuciado. Aquella tarde, durante el ensayo del «Lacrimosa», Mozart lloró y le dijo a su cuñada Sophie, llegada para ayudar a Constance: «Ah, querida Sophie, qué contento estoy de que hayas venido. Tienes que quedarte esta noche y presenciar mi muerte». A la noche, con gran serenidad, dio sus últimas instrucciones para después de su fallecimiento y entró en coma. Murió a las pocas horas, en la madrugada del 5 de diciembre.
Su amigo el conde Deym le hizo una mascarilla fúnebre, lamentablemente perdida, pues habría podido clarificar el enigma de su aspecto físico, tan contradictorio en sus varios retratos. A continuación tuvo lugar un funeral en una nave lateral de la catedral de Salzburgo, al que asistieron, pese a la fortísima tormenta de nieve y granizo desencadenada, un nutrido número de músicos, francmasones y miembros de la nobleza local. El dato es significativo, porque desmiente la leyenda sobre la indiferencia que rodeó su muerte y entierro. Es cierto, sin embargo, que nadie acompañó el cadáver al cementerio de San Marx, donde fue enterrado sin ataúd. Pero éstas eran las normas dictadas por José II en su curioso afán de «modernizar» la salubridad pública, normas que, incluso después de ser abolidas, fueron respetadas por numerosos librepensadores y francmasones.

El distrito

Distrito de San Miguelito

1. ¿Qué es un distrito?
Un distrito es una zona o unidad geográfica, organizada de manera política y administrativa; es decir, son subdivisiones territoriales de las provincias habitadas por personas de diferentes etnias culturales. La máxima autoridad de un distrito es el Alcalde, quien es elegido por votaciones populares que se realizan cada cinco años.

2. ¿Cuál es el origen del nombre de un distrito?
Al igual que el corregimiento, el nombre del distrito se debe a diversos factores tales como:
  • Nombres de sus primeros pobladores.
  • Nombre de los conquistadores.
  • Nombre de personajes importantes del corregimiento del corregimiento.
  • Nombre de elemento de naturaleza.


Por ejemplo, el nombre del distrito de Panamá tiene varios significados. Algunos historiadores atribuyen este nombre al árbol llamado “Panamá”, que era muy común en el área del pacífico.
Algunos aseguran que el nombre “Panamá” significa abundancia de peses y mariposas. Y otros, sostienen que en el lugar donde se fundó este distrito habían pequeños asentamientos de pescadores llamados “Panamá” en honor al nombre de su Cacique.


Según el historiador, el profesor Ernesto J. Castillero la palabra “Bannaba” en lengua aborigen significa “lejos, distante, de más allá”, y los españoles entendieron Panamá.

Características geográficas del distrito.
Los distritos forman parte de la división territorial de una provincia, es decir, tienen su propio espacio geográfico. 

La posición geográfica de un distrito es aquella que nos muestra el lugar exacto de su ubicación dentro de una provincia. Esta posición geográfica nos permite conocer sus límites territoriales, su forma, tamaño y la cantidad de territorio que posee.

Según datos del Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia, actualmente la República de Panamá cuenta con 79 distritos, que se encuentran distribuidos en las 9 provincias y sus 5 comarcas.

3. ¿Cuál es la forma de tu distrito?
Los distritos también tienen diferentes formas, y en ocasiones parecen figuras geométricas. Muchas de esas formas son cuadradas, triangulares, rectangulares y ovaladas. Ello depende de su tamaño y límites territoriales, por ejemplo nuestro país Panamá, tiene la forma de una “S” acostada.
Superficie territorial del distrito.

La superficie territorial de un distrito es la extensión de su territorio o capa exterior que podemos observar, es donde habitamos todos los seres vivos, personas, animales y plantas. Es donde se encuentran sus recursos naturales, las casas, las escuelas, los edificios, parques, zoológicos, y otros que se construyen sobre su superficie.

La superficie de un distrito depende de la cantidad de territorio que posee, es decir, entre más grande es un distrito más extensa es su superficie. Para saber la totalidad de la superficie de un distrito es necesario conocer la altitud y longitud de sus límites territoriales.

Es decir, la altitud es la altura y se mide de Norte a Sur y la longitud es de ancho, y se mide de Oeste a Este. Por ejemplo la superficie del distrito de Panamá es de 2031, 2 Km2.

Límites de distrito
Los límites son líneas reales o imaginarios, que separan o dividen un territorio de otro. Los límites de un distrito son líneas o divisiones territoriales que separan un distrito del otro. Es decir, un distrito está dividido por varios corregimientos.

Los límites de un distrito también pueden ser naturales o artificiales. Los límites naturales son líneas reales o elementos naturales que dividen o separan un distrito de otro, como por ejemplo: montañas, cordilleras, ríos y otros.

Los límites artificiales de un distrito son líneas divisorias que han construido las personas, entre un lugar y otro para sepáralos, un ejemplo de ellos son los puentes, muros, carreteras y otros.
Desde la antigüedad los pueblos han establecido sus límites territoriales mediante conquistas de territorio, sometimientos a otros pueblos, o por tratados a acuerdas.

Es importante de cada distrito o región respete los límites de otras regiones de otras regiones, pues ellos ayudan a mantener la convivencia pacífica entre las regiones, y respetar la cultura de los pueblos.

El distrito en el contexto de la provincia
Los distritos son subdivisiones territoriales de una provincia. Son unidades políticas y administrativas que tienen sus propias autoridades escogidas por la población, mediante elecciones populares que se realizan en el país cada 5 años.

Dentro de la provincia de Panamá se encuentra el distrito de Panamá, el cual es de mucha importancia para el desarrollo económico y cultural del país. Es el más poblado porque cada día son más las personas que se emigran de diferentes lugares, en busca de mayores oportunidades de trabajo y educación.

En este distrito se encuentra la mayor cantidad de proyectos urbanísticos, centros comerciales, un centro bancario internacional, aeropuertos, terminales de trasporte, universidades y el Canal de Panamá, entre otros.

Además tiene un gran significado histórico para todos los panameños y panameñas, porque en él se encuentra la antigua ciudad de Panamá La Vieja, fundada con la estructura colonial por el español Pedrarías Dávila el 15 de agosto de 1519.

Luego la ciudad fue trasladada al lugar que se conoce como Casco Antiguo. Actualmente este sitio histórico fue declarado como “Patrimonio Histórico de la Humanidad” por la Unesco en el año 1997. Y se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad, porque en él se encuentra las ruinas de la Catedral, la Iglesia del Altar de Oro, la Plaza de Francia y el Arco Chato.

Sabias que la República de Panamá, el primer municipio se estableció en la ciudad de Santa María la Antigua de Darién, que fue la primera ciudad fundada por los españoles. Y que los municipios son administrados por Alcalde y Alcaldesa”

Cofre de palabras
Patrimonio histórico: Lugar o sitio que representa las vivencias históricas de un pueblo.
División política: Segregación de un territorio de diferentes poblados, distritos o provincias.

lunes, 8 de febrero de 2016

Dmitri Ivánovich Mendeléyev



Nació el 8 de febrero 1834 en Tobolsk (Siberia) fue un químico ruso, célebre por haber descubierto el patrón subyacente en lo que ahora se conoce como la tabla periódica de los elementos. Fue además viajero, fotógrafo y coleccionista.

Su investigación principal fue la que dio origen a la enunciación de la ley periódica de los elementos, base del sistema periódico que lleva su nombre. En 1869 publicó su libro Principios de la química, en el que desarrollaba la teoría de la tabla periódica.

Desde joven destacó en ciencias en la escuela, no así en ortografía. Un cuñado suyo, exiliado por motivos políticos, y un químico de la fábrica le inculcaron el amor por las ciencias. Es reconocido como una verdadera personalidad del Renacimiento ruso. Sus campos de estudio variaron desde la química hasta la aeronáutica.

Cursó estudios de Química en la Universidad de San Petersburgo y en 1859 en la Universidad de Heidelberg, donde conoció al químico italiano Stanislao Cannizzaro. Regresó a San Petersburgo y trabajó como profesor de química en el Instituto Técnico en 1863 y profesor de química general en la Universidad en 1866. Escribió los dos volúmenes de Principios de química (1868-1870).

Intentó clasificar los elementos según sus propiedades químicas. En el año 1869 publicó la primera versión de la tabla periódica. En 1871 publicó una versión corregida. También realizó investigaciones en el estudio de la teoría química de la disolución, la expansión térmica de los líquidos y la naturaleza del petróleo.

En el año 1887 comenzó un viaje en globo en solitario para realizar un estudio sobre un eclipse solar. En 1893 fue nombrado director del departamento de Pesas y Medidas de San Petersburgo.


Dmitri Mendeléiev falleció el 2 de febrero de 1907 en San Petersburgo.

jueves, 28 de enero de 2016

Desarrollo físico, emocional y psicológico (1- 12)



Los primeros años de un bebé son fundamentales para su desarrollo físico, emocional y psicológico. Durante estos primeros doce meses, los cambios que experimentará tu bebé son espectaculares, ya que duplicará su peso y su talla y crecerá más rápido que en toda su vida. Aunque todavía es muy pequeño, en estos primeros meses de vida comienza a forjarse su personalidad, empieza a desarrollarse su inteligencia y aparecen las primeras bases de su comportamiento.

 (1 MES) Levanta la cabeza, responde a sonidos, mira las caras (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Sigue objetos con la vista, Ooohs y aaahs, puede ver patrones blancos y negros (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Sonríe, ríe, mantiene la cabeza en un ángulo de 45 grados (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(2 MESES) Vocaliza sonidos: gorjea y hace ruiditos, sigue objetos, mantiene la cabeza erguida por periodos cortos (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar).  Sonríe, ríe, mantiene la cabeza en un ángulo de 45 grados, los movimientos se hacen más fluidos (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar).   Mantiene la cabeza quieta, apoya el peso sobre las dos piernas, puede que levante la cabeza y los hombros (mini-flexión),(Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(3 MESES) Ríe, mantiene la cabeza quieta, reconoce tu cara y tu olor (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Lanza grititos, gorjea y hace ruidos, reconoce tu voz, hace mini-flexiones (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Se voltea ante sonidos fuertes, puede juntar las manos y quizás manotear sus juguetes, puede voltearse echado en el suelo (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(4 MESES) Mantiene la cabeza quieta, puede apoyar peso sobre las dos piernas, hace ruiditos cuando le hablas (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Puede agarrar un juguete, se estira en busca de objetos, puede darse la vuelta (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Imita sonidos del lenguaje: baba, dada, puede que le salga el primer diente, puede que esté listo para alimentos sólidos (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).


(5 MESES) Puede distinguir entre colores vivos, puede darse la vuelta echado en el suelo, se divierte jugando con sus manos y pies (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Se gira hacia sonidos nuevos, reconoce su propio nombre (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Puede sentarse un ratito sin apoyo, lleva objetos a su boca, puede que empiece la ansiedad hacia los extraños sólidos (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar). 

(6 MESES) Se gira hacia sonidos y voces, imita sonidos, hace burbujitas, rueda en el suelo en ambos sentidos (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Se estira para alcanzar objetos y metérselos en la boca, se sienta sin apoyo, está listo para los alimentos sólidos (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Puede que se impulse hacia adelante o empiece a gatear, puede que balbucee o combine sílabas, puede que arrastre hacia sí algún objeto (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(7 MESES) Se sienta sin apoyo, alcanza objetos con un movimiento de barrido, imita sonidos como si hablara (balbucea),(Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Combina sílabas como si fueran palabras, comienza a gatear o a impulsarse hacia adelante (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Se para sujetándose a algo, Hace adiós con la mano, choca objetos entre sí (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(8 MESES) Dice "papá" y "mamá" a ambos progenitores (sin especificar), empieza a gatear, pasa objetos de una mano a la otra (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Se para sujetándose a algo, gatea bien Apunta a objetos (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Se para él mismo y se impulsa apoyándose en muebles, sujeta cosas con el agarre de pinza, con el pulgar y el índice, indica deseos con gestos (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(9 MESES) Combina sílabas como si fueran palabras, se para sujetándose a algo (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Hace una pinza con el pulgar y el índice para agarrar objetos, se desplaza y se impulsa apoyándose en muebles, choca objetos entre sí (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Juega a las tortillitas, Dice "papá" y "mamá" a la persona correcta (es específico) (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(10 MESES) Hace adiós con la mano, sujeta cosas con el agarre de pinza, gatea bien, se impulsa y desplaza apoyándose en muebles (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Dice "papá" y "mamá" al progenitor correcto (es específico), responde a su nombre y entiende "no", indica deseos con gestos (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Bebe de un vaso, se para por sí solo un par de segundos, coloca objetos en un recipiente (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(11 MESES) Dice "papá" y "mamá" al progenitor correcto (es específico), juega a las tortillitas, se para por sí solo un par de segundos (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Imita las actividades de otros, coloca objetos en un recipiente, entiende instrucciones sencillas (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Bebe de un vaso, dice una palabra además de "mamá" y "papá", se acuclilla desde una posición erguida (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

(12 MESES) Imita las actividades de otros, balbucea sonidos que parecen palabras, indica deseos con gestos (Habilidades aprendidas. La mayoría de los niños las pueden realizar). Dice una palabra además de "mamá" y "papá", da unos pocos pasos, entiende y responde a instrucciones sencillas (Habilidades emergentes. La mitad de los niños las pueden realizar). Hace garabatos con las pinturas, camina bien, dice dos palabras además de "mamá" y "papá" (Habilidades avanzadas. Pocos niños las pueden realizar).

Panamá Viejo



Panamá la Vieja o Panamá Viejo es el nombre que recibe el sitio arqueológico donde estuvo ubicada la ciudad de Panamá desde su fundación en 1519, hasta 1671. La ciudad fue trasladada a una nueva ubicación, unos 10 km al suroeste, al quedar destruida tras un ataque del pirata inglés Henry Morgan, a comienzos de la década de 1670. De la ciudad original, considerada como el primer asentamiento europeo en la costa pacífica de América, quedan hoy varias ruinas que conforman este sitio arqueológico.

La ciudad, fundada por Pedro Arias Dávila mejor conocido como Pedrarias Dávila el 15 de agosto de 1519, se emplazó en una zona originalmente ocupada por una comunidad indígena; por esta razón, en este sitio se han encontrado evidencias arqueológicas de culturas precolombinas. Para 1541 la ciudad tenía unos 4.000 habitantes; entre españoles, indígenas y esclavos africanos.

En 1607, la urbe contaba con varias calles, una Plaza Mayor y otras dos plazuelas. Desde este lugar partieron las expediciones que conquistaron el Imperio inca del Perú en 1532 y fue escala de una de las más importantes rutas comerciales del continente americano, que llevaba a las famosas ferias de Nombre de Dios y Portobelo, por donde pasaba la mayor parte del oro y la plata que los españoles explotaban en América.

Pese al desarrollo alcanzado, las condiciones del lugar no fueron las mejores desde un principio. La escasez de agua potable era una de las principales dificultades, lo que obligó a sus moradores a construir varios pozos y aljibes.  La ciudad fue azotada por al menos tres incendios devastadores y por un terremoto, en 1621.

También fue asediada, en varias ocasiones, por piratas. El peor de estos asedios fue el comandado por el pirata inglés Henry Morgan, quien llegó al lugar el 28 de enero de 1671 y permaneció allí hasta el 24 de febrero. Fueron los propios españoles por orden del gobernador Juan Pérez de Guzmán, y no Morgan, los que destruyeron la ciudad al volar los depósitos de explosivos.

En busca de una nueva ubicación, que permitiera la construcción de un mejor sistema defensivo, la ciudad fue trasladada a una península cercana, ubicada unos 10 km más al suroeste, en lo que hoy es considerado como el casco antiguo de la ciudad de Panamá.

El sitio original estuvo abandonado por varios años, hasta que sus ruinas fueron paulatinamente recuperadas. El conjunto fue declarado como Monumento Histórico en 1976. La Unesco lo declaró como Patrimonio de la Humanidad en el 2003.

En 1995, se creó el Patronato de Panamá Viejo, una fundación sin ánimo de lucro, que por varios años ha venido trabajando en la restauración y acondicionamiento del lugar. El sitio se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad.


Referencias. Panamá la Vieja y el Casco Viejo. Ediciones UNESCO