Yo soy yo. Todo lo que sale de mí es automáticamente mío, porque sólo yo lo elegí.
Todo lo mío me pertenece: mi cuerpo, mis sentimientos, mis acciones... soy dueño (a) de mis fantasías de mis sueños, de mis esperanzas, de mis temores. Son más mis triunfos y mis éxitos, mis fracasos y mis errores.
Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo llegar a conocerme profundamente, y puedo hacer factible que todo lo que me concierne funcione mejor para lograr mis metas...
Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productivo y lograr darle sentido al mundo que me rodea.
Virginia Satir
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